martes, 26 de octubre de 2004

¿Qué haría yo si no tuviera miedo?

Seguí dándole vueltas al asunto de la depresión de ayer y no queda más que aceptar, que en la raíz del a depresión de mucha gente está el miedo. Alguien diría que la rabia tambien, pero resulta que a la larga,son la misma cosa.

Así que me dispuse a sintonizarme con el "Carmina Burana" en una versión muy techno que me bajé de Internet y que se le atribuye a Sarah Brightman.(Por supuesto que los miserables efectos del remix, no me parecen de una producción propia de ella, pero eso es intrascendente). Es la versión musical en mi directorio de MP3 más parecida a la Música de "The Omen" (la de Damián,por si no se acuerdan cual es) muy adecuada para la ocasión.

Parece mentira , pero en general y en algunos casos más que a los heterosexuales, los homosexuales vamos por la vida regidos por el miedo. Ya sé que no es una cosa nueva, pero:

¿Cuántos de nosotros en realidad vivimos nuestra sexualidad sin culpa y sobre todo, sin miedo?

La semana pasada, mi hermano me prestó el libro "¿Quién se ha llevado mi Queso?" . Si no lo han leido, háganlo , tiene sus cositas interesantes el librito y se lee muy rápido. Pués yo como de costumbre, leí el libro con mi característico tonito mental de sabelotodo: "Esto ya lo sé, ésto ya, ésto también, ¿para qué puchicas me está prestando este libro mi hermano?..." y de repente: ¡Zás! que me topo con la pregunta:

¿Qué haría yo si no tuviera miedo?

Así. Cruda, llana y en primera persona del singular. Después de fruncir el del número dos y agarrarme fuertemente de mi cama para evitar caerme de ella por la sacudida mental, me dí de bruces con la realidad y tuve que aceptar frente a mí mismo, que no estaba tan excento de los miedos, como yo esperaba. Terminé por darle el crédito a mi hermano: no es totalmente insensible ; después de todo, podría llegar a decirse de él que también es un homo sapiens.

Claro que he logrado vencer muchos de los miedos, como por ejemplo, decirle a mi mamá que soy gay o presentarle a alguno de mis novios. Pero en el fondo, ahí está, agazapado en un rincón de mi inconciente, el compañero de viaje del homosexual. El Miedo.

Por que de cualquier manera, miedo por a salir del clóset o miedo que por haber salido no encontremos a nadie; miedo al compromiso o miedo a las ataduras; miedo al SIDA; miedo a estar solo; Miedo a envejecer o miedo a la inexperiencia;miedo a no ser suficiente o a ser demasiado; siempre es miedo.

Despúes, recordé unas palabras que me escribió una vez una amiga mía en las que decía que "el valor no es la auscencia del miedo, sino actuar a pesar de él" (frase atribuida a Eleanor Roosevelt creo, de quien, por cierto, se dice que era lesbiana). Y sí, nos toca vivir con miedo y quizás nunca nos libremos de él.

Sin embargo, hay un viejo proverbio budista, que me gusta mucho y que siempre me ha ayudado durante algunos momentos, digamos no muy gratos,de mi vida:

"El camino es el destino"

En pocas palabras, quiere decir que tratemos de disfrutar el paisaje de la vida mientras estamos en ella. No hay cosa mejor que el sentimiento que uno experimenta cuando logra vencer el miedo a algo, pero ésto sólo es posible en la medida que identifiquemos a los distintos objetos de nuestros miedos. Es un reto. Por eso, una vez más:

¿Qué haría yo si no tuviera miedo?

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