jueves, 23 de noviembre de 2006

El Sacapuntas sin Filo

¿Quién no escuchó en sus años escolares la fabulosa leyenda del sacapuntas que se desafila cuando alguien sopla en la navaja?

Ese es el inicio de muchas leyendas. Se repite y repite algo con la escandalizadora constancia con que algunas amigas mías han comenzado a travestirse, que después, con un poco de fe, llegan a convertirse en realidad, aunque como todo buen dogma, no tengan un ápice de verdad:asi como mis amigos nunca serán mujeres , por que más que se vistan y se vistan.

Una mentira repetida tantas veces tiende a convertirse en verdad en la mente de personalidades supersiticiosas y conservadoras. Tengo un amigo que es especialista en la materia, pero ese es asunto de otro blog.

Otras, como el caso que quiero plantear el día de hoy, deseamos con tanta desesperación que sean verdad, que no precisan ser repetidas como las canciones de Paulina en la radio, para que sean aceptadas como Vox Dei.

Si vieron la película “Devil Wears Prada” sabrán de qué hablo. En la película, Anne Hathaway, interpreta a la segunda asistenta de Merryl Streep, quien después de someterla a toda clase de vejaciones indecibles, logra ganarse la confianza de su jefa en base a la honestidad, trabajo duro y cantidades de stress tales como para garantizarle el retiro seguro a un hogar de reposo(locodromo, para ser claros) antes de los veinticinco.

La parte inverosímil del filme es el final, y me molesta, después de haber aceptado la lujosa Suite en París y la ropa de los más aclamados diseñadores de la semana de la moda de dicha ciudad europea, la estúpida procede a ponerse los moños cuando el personaje de Merryl Streep le dice –qué halago!- que ve un poco de sí misma en ella, con la consecuente renuncia, por que claro, lo que a de verdad le interesaba era trabajar en un medio de cuarta clase como el New York Mirror, por que por lo visto no tenía ni el talento- ni los ovarios, en su caso-para trabajar en una publicación seria como el New York Times o el Wall Street Jornal.

El final reduce a esa película a la peligrosa moraleja de que el ideal de persona, es aquella cuyos principios le impiden avanzar en la pirámide laboral, constituyendo ésta la principal virtud a la que pueda aspirar un ser humano; cuando en realidad, desde que el hombre ,es hombre se juega con el único principio de “come o sé comido” mejor conocido como la Ley de la Selección Natural.

Lo anterior conforma parte importante de lo que se conoce en los círculos filosóficos como Ideología, conjunto de supersticiones con carácter de valores morales o creencias firmemente arraigadas en la estructura de pensamiento de la gente común y que han sido sembradas por la clase de gente que ostenta el poder, y que desea mantenerlo a base de hacernos creer al resto que los valores de pobreza, castidad y obediencia, nos harán heredar el Reino de los Cielos.

Y lo terrible es que todo el mundo sale de la película con la sensación de felicidad -procedente del final -en el que Anne Hathaway se queda con El Muchacho de “Entourage”, cuando lo más posible es que el tipo (un inseguro que no supo apoyarla al ver lo Buenísima que se puso) y que seguramente la dejara después de algun tiempo de seguir cogiendo con ella.

Algo si es cierto: a la hora de buscar una pareja, cerciórense que sea una persona que lo(a)s apoye en las buenas y en las malas, que sea alguien con mucha ambición y con suficiente determinación como para llevar las cosas hasta las últimas consecuencias.

Esa es la gente que tiene éxito en la vida.

Si no me creen, soplen un sacapuntas y verán que no pierde para nada el filo.