domingo, 5 de septiembre de 2004

¿Existe T.V. después de "Sex and the City?"

Sábado 22:05 zúlu

Compungido y desorientado, aun no me termino de asimilar que “Sex and the City” haya salido del aire. He de confesar, sin ánimo de sonar superficial, que he guardado más luto por esta serie, que por la partida de mi último novio, así que pueden imaginar la magnitud de la catástrofe que éste funesto hecho, propiciado por la avarienta directiva de HBO, ha suscitado en la vida de millones de espectadores alrededor del mundo, incluida la mía .

¿Existe T.V. después de “Sex and the City”?

Gente como un amigo mío, cariñosamente apodado “La Keta”, se refería a la serie en términos de “Guía Audiovisual de Supervivencia Gay” y si bien yo personalmente no llegaría tan lejos, en repetidas ocasiones me encontré identificado con las situaciones vividas por los personajes de la serie.

Las noches de los sábados no han sido las mismas desde entonces. Inútilmente buscamos en la programación de los diversos canales, algo que llene los momentos previos a la salida a la disco, o las noches de repeticiones entre semana. Ningún éxito.

Esta temporada, tuvimos que conformarnos con ver como trataban (en vano) de ocultar el embarazo de Grace Adler en “Will and Grace” (¿o debería decir “Jack and Karen”?); asistir los últimos esperpentos producidos por Israel Sands,”Entre pétalos y ramas”; ver el exagerado comportamiento homosexual de Chris Hyndman en “the Designer Guys”;soportar a Lawrence Lewelyn-Boweden en “Changing Rooms”; presenciar los estériles intentos de los “Five Fags” de gestionar una orgía homosexual no consensuada en “Queer Eye for the Straight Guy” (¿o me van a decir que no han notado los audaces avances y tocamientos indecorosos a los que someten al tipo?); o sentirnos compadecidos al ver la castración del bello de Bryan en “Queer as Folk.”

Si bien existen otras series con personajes gay (Cada día más, por fortuna) tales como “As If” o “Six Feet Under”, éstas no tienen , ni la sofisticación, ni el buen gusto, ni la frescura, ni el punto de vista íntimo y personal que hacían que adorásemos a esas cuatro diosas neoyorquinas: Carrie, Samantha, Charlotte y Miranda y que las siguiésemos capítulo a capítulo, en sus paseos por la Quinta y Madisson, en sus aventuras y vivencias, a veces divertidas y superficiales, a veces depresivas, pero siempre reflexivas, reales, valientes, picantes y con zapatos de diseñador.

Veremos que nos traen las próximas temporadas de nuestras series favoritas, mientras tanto, me preparo para salir a la disco, una noche más sin “Sex and the City”…

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