Del Axioma a la Doctrina
Una cosa que me encantaba explicarles a mis alumnos, en mis tiempos de docencia, era la diferencia entre los distintos niveles de certeza y fe, es decir, las diferencias entre un Axioma, un Teorema y un Dogma. Aquí, una muy feliz adaptación de esa clase, en términos que todos podemos reconocer.
Axioma: Es aquella proposición que por evidente, se considera que no necesita ser demostrada. Por ejemplo, "El cielo es azul" , o bien "Esa loquita es partida". Nótese que en el segundo ejemplo está implícito el hecho evidente que la loquita en cuestión usa maquillaje, escarcha, tacones u otros accesorios o ademanes que la categoricen como tal.
Teorema: Aquella proposición que, no siendo tan obvia -como alguuuunas-, es susceptible de comprobación. Por ejemplo: El teorema de Pitágoras. Trillado, pero efectivo. En el ejemplo del párrafo anterior, "Esa loquita es partida", se convierte en teorema siempre y cuando no existan manifestaciones externas obvias, pero (ojo), si registrando el clóset se encuentran zapatos de tacón, camisas con lentejuelas ajustadas, alhajas, pieles o cualquier elemento que pruebe lo que se está afirmando.
Dogma: Es aquella proposición que, por inaudita o increíble que parezca, uno está obligado -por fe, o en algunos casos, por amor- a aceptar como verdadera. Aquí se me ocurren varios ejemplos, entre ellos: "Ricky Martín es Heterosexual","Carlos es el Activo", "Mi pareja me es fiel", " A mi nunca me han penetrado", o la infalible del chat: "No, a mí no se me nota voooas" (!!!!!).
Y hay más:
Doctrina: Conjunto de dogmas que constituyen los fundamentos de un sistema de creencias sustentada por una persona o grupo –y aquí es don de la cosa se torna más peligrosa:- para la enseñanza e instrucción de alguien.
Y ese es el problema fundamental de la Homosexualidad, por que desde pequeños nos enseñan que es malo, que al hombre (por huéfiros) le tienen que gustar las mujeres, etc, etc... Proposiciones que caen en lo dogmático y que confrontadas con los hechos, no tienen un ápice de realidad.
Lo mejor, siempre, siempre, es tratar de razonar los planteamientos ofrecidos por los demás y contrastarlos con lo que pensamos y con lo que hacemos. De otra manera seguiremos siendo borregos del sistema heterosexual y caeremos, ahí sí, en el juego que ellos quieren que juguemos.
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