jueves, 21 de septiembre de 2006

Sodoma y Gomorra

Qué fue primero el huevo o la gallina?

Aunque a simple vista no sea tan evidente, este problema filosófico tiene grandes implicaciones en la vida cotidiana.

La homosexualidad ha sido condenada por la Biblia desde el Génesis, en la epopeya escrita por Moisés y estelarizada por Abrahám, Lot, esposa e hijas:" La Destrucción de la ciudades de Sodoma y Gomorra". En ella se narra como Dios vierte fuego y azufre sobre las pecaminosas ciudades (y sus habitantes), reduciéndolas a cenizas.

En primer, lugar revisé todo (TODO) el Génesis, no con el ánimo de introducir una estéril discusión exegética, pero es que no recordaba el versículo preciso donde se menciona que la causa de la devastación desatada por Yahvéh, fuera la homosexualidad consumada de los habitantes de la ciudades del Valle. Y, oh! sorpresa!, en ningún versículo se expresa abiertamente semejante idea. Lo que sí figura en Génesis Capítulo 19:

20 Dijo, pues, Yahveh: «El clamor de Sodoma y de Gomorra es
grande; y su pecado gravísimo.
21 Ea, voy a bajar personalmente, a ver si lo que han hecho responde
en todo al clamor que ha llegado hasta mí, y si no, he de saberlo.»

El Mismo capítulo termina mencionando el incesto por parte de las piadosas hijas de Lot, quienes embriagando a su padre, copulan con él para propiciarle descendencia. A fin de cuentas, no había ni un sólo Justo, lo que comprueba, una vez más, la importancia de tener contactos en los círculos de poder.

Viendo un episodio de la serie de the History Channel de "Trás la Verdad" se muestran evidencias, no sólo de la existencia de las poblaciones, si no de la destrucción de las mismas.

Plantiemos por un momento la posibilidad que, efectivamente, en Sodoma y Gomorra se cometían actos homosexuales de manera habitual.

No cabe también la posibilidad de que un fenómeno de origen natural (un terremoto que produce incendios sobre un yacimiento natural de azufre mineral), y no la Ira de un Dios que castiga la Homosexualidad, pero que admite con una moral bastante relajada (en algunos casos convenientes ) el incesto, la causa más natural para la destrucción de las ciudades.

Si alguien dijera, en la actualidad, que el Tsunami de diciembre de 2004 , fue un castigo divino por las prácticas impías de los infieles musulmanes o budistas, se le tacharía de ser politicamente incorrecto y hasta de fanático.

En este razonamiento, no sería lógico pensar que un pueblo primitivo, aterrado por un cataclismo de esas dimensiones, buscase una explicación "divina" y encontrase en las prácticas diferentes de la población la causa para semejante castigo.

Así, primero fue el cataclismo y luego la explicación teológica sobre el hecho.

Primero fue la gallina, que hueva!

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