Bebiendo de la ubre de una Diva Pop

 

Considérese la lírica de la siguiente canción de Shakira:

Siento que no tengo fuerzas ya
para saltar y agarrar el sol
y por más que yo lo intente
no me escucho ni mi propia voz.
Ya no sé si he vivido diez mil días,
o un día diez mil veces,
y te sumo a mi historia
queriendo cambiar las perdidas
por creces.
Te necesito , te necesito mi amor
donde quiera que tu estés
me hace falta tu calor.
Te necesito , te necesito mi amor
porque eres parte de mí,
te necesito aquí
y es que no se vivir sin ti,
no he aprendido...

con la siguiente :

Ay te aviso, te anuncio que hoy renuncio / a tus negocios sucios
Ya sabes que estoy de ti vacunada / a prueba de patadas
Por ti me quede como monalisa / sin llanto y sin sonrisa
Que el cielo y tu madre cuiden de ti...
Me voy / será mejor así
Se que olvidarte no es asunto sencillo
Te me clavaste en el cuerpo como un cuchillo
Pero todo lo que entra ha de salir
Y los que están tendrán que partir
Empezando por mi

Misma autora, misma temática, diferentes épocas y lo que quiero distinguir: diferente actitud hacia una misma situación existencial.Durante la primera canción (Te Necesito-1995) Shakira  se encontraba apenas presentando su segundo disco. Esta canción, altamente cargada de auto conmiseración durante un rompimiento, estaba dirigida al mercado meta de la cantante colombiana de la época: un público latino, aficionado a las telenovelas y el drama.

Para el tiempo de la segunda canción (Te aviso,te anuncio-2001), Shakira (para entonces, oh coincidencia, teñida de rubia)comenzaba a perfilarse como una Diva pop de nivel mundial y por tanto, la manera de enfrentar un rompimiento debía hacerse como se espera que lo haga una mujer de este calibre.

Yo, como fan de Shakira, he estado mamando de la ubre de su inspiración durante cerca de quince años y hasta anoche que escuché -por accidente- la primera canción, me doy cuenta de la broma mercadológica y el trasfondo cultural implicado. Bebía masoquismo.

Como latinos, dejamos que nos vendan cualquier cosa y la compramos. En un esfuerzo por evitar negar que es parte de nuestra cultura tragarnos la rabia, traduciendo este sentimiento en una depresión  corta pulsos (que es, eso sí) más aceptada socialmente, invito al lector a realizar el mismo ejercicio. Oiga y reflexione lo que escucha...

Trate de analizar de qué ubre está mamando.