lunes, 14 de abril de 2008

Dos Caras, una realidad

Para que se sintonicen en las frecuencias en que merodeo actualmente: ha nacido recientemente una niña (Lali)  con dos caras en la india.  Lo que para muchos en occidente puede parecer lo que una "malformación genética", en la India tiene un significado bastante diferente e incluso divino: La Reencarnación de la diosa del poder Durga.

Habiendo googleado la noticia por Internet, entré  en un foro en los que se criticaba abiertamente desde un punto de vista típico del modelito católico, catalogando de "ignorantes y miedosos" a los hindúes que llegaban a venerar a su diosa encarnada.

Un mismo fenómeno, dos diferentes respuestas culturales en medio de las cuales se pierde la esencia misma de la situación, que es la existencia de la bebé y cómo se podrá desenvolver en un mundo donde el estándar cultural puede llegar a determinar la supervivencia de una persona en sus circunstancias.

Y por eso es que ahora en este manifiesto rechazo cualquier forma de "cultura" que me haga prejuzgar obtusamente, una realidad -incluso la mía propia- sin antes revisar la fuente de mi propia opinión, a saber si ésta se basa en mi criterio o en un retoño de la (esta sí) malformación genética heredada del constructo cultural que me satura con sus íconos deformados de la realidad.

la solución a estas malas interpretaciones: ver las cosas como son:

"De momento, el padre de Lali, un granjero de 23 años, ha rechazado la posibilidad de someter a su única hija a un escáner en el Hospital de Nueva Deli para comprobar si todos sus órganos internos se encuentran en buenas condiciones. "La verdad es que no veo la necesidad, si mi hija de momento se está comportando como cualquier bebé de su edad, sin ningún problema".

Él sí puede ver.

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