miércoles, 3 de enero de 2007

Te Amo, pero...

Una vez escribí una entrega sobre el viejo chiste de Mafalda, llamado "Libreta de Apuntes Tácticos" , en los que citando a Manolito:

"Cuando el cliente compra una cosa, en realidad está comprando dos, una la que él cree que está comprando, y otra, la que uno REALMENTE le está vendiendo".

Partiendo de esa premisa uno se debe plantear muchas veces si es preferible saber lo que uno está realmente comprando o no.

Una vez que destapamos la caja de Pandora y salen todos los esperpentos y demás basiliscos, estamos preparados para ver de frente a la Gorgona de la verdad a la cara?

O en realidad, somos tan inseguros que preferimos hacernos de la vista gorda ante los acontecimientos, y seguir como si nada?

La verdad generalmente no es una cosa fácil de manejar. Es capaz de dejar a la más pasiva del mundo (si, tú sabes que me dirijo a Tí, Amigo Lector) sin saber en qué nalga sentarse. Y más si se trata de cosas del amor, como dirían Vicky Karr y Ana Gabriel.

Esta entrega sintetiza y concluye muchas anteriores que tratan sobre el Amor. Así es, mis queridos animalitos de la creación, lejos de toda la patraña de "Love Story" acerca de que "amar es no tener que pedir perdón" y en un hábil y poderoso revés de Judo Mental, puedo también asegurar que "Amor es no tener que pedir permiso" . Y aquí es cuando a muchos se les empieza a poner dura la cosa, y no de la manera en que seguro les gustaría.

Viene a colación el siguiente relato Zen que parafraseo a continuación:

Veinte monjes y una monja llamada Eshun, practicaban el Zen con cierto Maestro. La belleza de Eshun traspasaba las limitaciones impuestas por sus humildes vestiduras monásticas y la carencia absoluta de cabello, por lo que varios monjes se hallaban secretamente enamorados de ella. Uno de ellos le escribió una carta en la que le declaraba su amor, urgiéndola a atender una cita en privado.
Eshun no contestó. Al día siguiente después de las meditaciones con el Maestro, Eshun se puso de pie y señalando al autor de la misiva con el dedo, dijo: "Si en verdad me amas tanto como dices, ven aquí y abrázame ahora"

No creo que hagan falta más explicaciones.

No hay comentarios.: