Cuatro Amantes y un Bacanal
Endorfinas…las hormonas del placer. Estas extrañas y aun no del todo comprendidas sustancias se contraponen al cortisol, la hormona del dolor, en una dialéctica danza macabra que predispone los ciclos anímicos de mi desorden bipolar autodiagnósticado.
A dos meses de mi última ruptura sentimental, me he balanceado vertiginosamente en los vaivenes de la hipersexualidad y la anhedonia.
Siempre he sido bueno para los extremos. Lo que me ha costado conciliar en la vida han sido los grises. Ya lo he hablado antes y es un poco recursivo. Pero no importa. Paso siempre por la indiferencia antes de alcanzar el siguiente vértice. Una inflexión, en términos matemáticos.
Y en esta marea producida por el sino de los eventos existenciales del otro, ajenos completamente a mi quimérico control, la frontera la impone mi piel. Mi piel que es el recipiente de estas sustancias que impulsan a mi inconsciente a oscilar de extremo a extremo.
Es la única explicación que puedo encontrar. Yo, que invariablemente he hecho lo que he querido dentro de las muchas limitaciones impuestas a mis propias posibilidades, y que creo haber sabido aprovechar la proximidad de una oportunidad, me encontré cara a cara con el límite plástico de mi propia resistencia psicológica. Súbito, me doy cuenta que comienzo a hablar como el ingeniero que soy. Espero que esta vez la histéresis producida por la descarga emocional de los últimos días no haya afectado la estructura de mi capacidad de ser .¿Otra Inflexión?. Mejor no. Sigo en picada. Decisión propia en esta ocasión. A veces uno tiene que tocar fondo.
Da miedo que la cuerda (la de la cordura) se reviente. Hacía años no la estiraba tanto. Pero la verdad, es bastante elástica y soporta bastante bien el esfuerzo. Toco el extremo del aislamiento, del tedio y de la ahnedonia con los dedos, pero Tanathos no logró cogerme bien (en las diferentes acepciones – e implicaciones existenciales*- que la semántica internacional reconoce para este término) y vuelvo a sentir que las fuerzas restitutivas, tipo Bungee, hacen su trabajo impulsándome nuevamente a los brazos de Eros.
Y de que manera.
Primero conocía a JA y su masivo miembro. Reconozco que aunque nunca he sido un “Big Cock Fan”, de vez en cuando a uno le apetece encontrarse con alguien que estimule la vena de masoquismo que todos llevamos por dentro. La idea de ser pasivo de alguien así me llevó a la conciencia de que el dolor físico que experimenté durante el sexo, no era otra cosa más que la necesidad de expresión de mi propio dolor interno. Por retorcido que pueda parecer, disfruté de los dos dolores. JA, dejó claramente establecido que lo único que quería era sexo, no le interesaba ninguna vinculación afectiva que, por otro lado, en ese momento era incapaz de darle. Simbiótico, pero efectivo. De hecho, seguimos viéndonos de tanto en tanto
Luego R. R, joven aspirante a presentador televisivo de 18 años, de grande ojos verdes y excelente sentido del humor para su edad. R es más abierto de muchas maneras. Y de cuando en cuando llamaba por teléfono para saber cómo estaba yo. R no tiene miedo. Eso me gusta.
DEBT, por otra parte, es tan parecido a mí en ciertas cosas que después de la primera cita personal, decidí no volver a tener nada sexual con él. Salvo uno que otro toqueteo.
Con DEBT, nos habíamos encontrado ya muchas veces en el Chat; sin embargo, extrañamente, siempre me rechazaba sin conocerme en persona. Siempre he dicho que la cámara opaca mi belleza natural. Pero no se trata de mí directamente, DEBT acarrea muchas de las inseguridades que me hicieron infeliz por mucho tiempo. Incluso, puedo ver reflejado uno que otro fantasma de mi presente en él. Así que en estas últimas semanas en Managua decido tomar a DEBT como Padawan. Veamos si es tan capaz como yo de vencerse a sí mismo.
Finalmente, NC quien tiene una profunda necesidad de cariño. Puedo dárselo. De hecho se lo doy. Se lo merece. Sólo espero que sepa leer el mensaje entre líneas. Creo que lo hará.
En este instante me doy cuenta que la cuerda no está rota, y que la histéresis no produjo daños sustanciales. Lentamente el Bungee va perdiendo energía y dentro de lo confuso del bacanal veo que no he perdido mi esencia. Gracias a los cuatro por ayudarme a darme cuenta de eso.
*…En este punto doy gracias por la riqueza de nuestro idioma, que permite tan
delicioso juego de palabras.
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