Son dos para el Tango
La mítica frase que refería mi Loquera en los momentos donde socar los tornillos de mi dañada mente le resultaba particularmente arduo:
“Para bailar tango se necesitan dos” (It takes two to tango)
Para cualquier cosa (a excepción, perhaps, de la masturbación) que requiera más de dos personas hay que entender la sutileza de los movimientos, la cadencia de los pasos, la sincronía con los ritmos, etc.
Así mismo en las relaciones interpersonales, particularmente en las afectivas: Sucede que uno tiene que saber bailar o mejor quedarse sentado, tomando en el bar.
Sin embargo, uno puede aprender a bailar, incluso danzas complicadísimas como el tango y con el tiempo volverse un diestro connaiseur.
Y ya se sabe que no hay nada como bailar con alguien que sabe.
Si bien no siempre toca, a veces a uno le toca “llevar” a la otra persona hasta que ésta aprende.
Y nuevamente, la otra persona sólo aprende si tiene deseo de aprender y así por más que uno guíe, siempre se necesitan dos para bailar tango.
La situación puede tornarse un círculo vicioso si uno no sabe darse cuenta del significado de la frase. Y el baile puede tornarse desagradable y uno puede terminar lastimado (sobre todo si hay tacones lejanos involucrados)